jueves, 18 de noviembre de 2010

RUTA SUR POR COSTA DA MORTE

En esta ocasión vamos a invertir la lógica y comenzar la ruta por el fín, y nada menos que por el fín del mundo.
Esta fue la creencia de diferentes culturas que durante milenios creyeron haber encontrado en este lugar, llamado hoy Finisterre, el punto donde se acababa el mundo.

Paradójicamente este punto realmente representa el fín en muchos aspectos. Barcos que naufragaron en las famosas rocas de "Centola" o "Petonciño" finalizaron aquí su viaje, millones de peregrinos finalizan aquí su largo camino año tras año. Finisterre alberga infinitas historias y leyendas que hoy se tornan en un atractivo turístico imprescindible de conocer para quien visita la Costa de la Muerte.


Empezamos pues en el mítico faro desde el cual en días despejados el panorama y el mar inundan nuestra vista. Al regresar hacia la villa, nos encontramos con la iglesia de Santa María de Finisterre. En su interior se encuentran numerosas piezas religiosas medievales de gran valor artístico. Al entrar en Finisterre y ver el puerto, el ambiente marinero, las tascas y restaurantes contribuyen notablemente al atractivo de esta villa por cuyas estrechas calles siempre apetece pasear.
Dirigiéndonos hacia Corcubión, avistamos a mano derecha la playa de Langosteira. Es de la zona, sin duda la más importante, tanto por su longitud, como por las tranquilas aguas y la afluencia de visitantes, sin olvidar la riqueza en mariscos (sobre todo navajas) que aporta a la lonja de Finisterre. Es aquí donde podremos hacer un alto y, si es posible, probar una lubina a la parrilla, o a la sal acompañada de un fresco marisco en el restaurante "Tira do Cordel".
Al seguir, veremos a mano izquierda una indicación hacia Duio. Dice la leyenda, que cuando el Santiago Apóstol sermoneaba a los celtas para cristianizarlos, en la ciudad de Dugium no le hacían mucho caso y Dios castigó a los habitantes hundiendo toda la ciudad en las profundidades del Mar. Duío, vinculado al Monte Facho, lugar de culto celta (Ara Solís) cuenta con numerosos hallazgos megalíticos que corroboran esta leyenda. Una piedra situado al lado de la ermita dicen que sigue teniendo poderes: fertiliza a las parejas impotentes que copulan sobre ella.
Llegamos a Corcubión, donde dando un paseo por el magnifico paseo marítimo, podemos contemplar varios edificios de gran valor arquitectónico. Estos, reflejan la importancia que tenía esta villa en la época medieval. Fundamentalmente debido a las relaciones comerciales que mantenía su flota con Venecia y otros importantes puertos, así como el hecho de ser sede de varias de las más importantes familias nobles de la Costa de la Muerte, como los Traba o Moscoso.
Prosiguiendo hacia el sur, pasamos por Cee que cuenta con una importante industria, vital para la zona, y nos dirigimos hacia Ezaro y el Monte Pindo. Desde el mirador de Ezaro se contempla una impresionante vista de la zona y su cascada, que con más de 100 metros de caída directas al mar es una de las más altas de Europa. Actualmente, este espectáculo sólo se puede ver en contadas ocasiones (normalmente los domingos en temporada estival) cuando abren las compuertas de una presa construida en su parte superior.
Al frente se encuentra el Monte de Pindo. Esta masa granítica es conocida también por el nombre de El Olimpo Celta. Las abstractas figuras que forman sus rocas dieron lugar a numerosas historias de monstruos, hadas y demás seres sobrehumanos. 
Continuando hacia Muros se encuentra la ensenada de Carnota con un amplio arenal de más de 7 kilómetros y formaciones dunares y marismas. En la población destaca un ejemplo de arquitectura tradicional gallega: el larguísimo hórreo de 34 metros de longitud y su adyacente palomar.
Al comienzo de la ensenada se encuentra el pueblo de Caldebarcos en donde la marisquería Casa Manolo es un lugar ideal para tomar fuerzas en nuestra ruta.

Tras Carnota y siempre con el mar a nuestro lado, llegaremos a Lira, pequeña y encantadora población pesquera con una amplia construcción de típicos hórreos y cruceiros. 
Seguimos con un paisaje de gran belleza en donde nos encontramos la extensa playa de Ancoradoiro, con pinares y camping; a continuación se encuentra el Monte de Louro, introducido como una flecha en el mar y su laguna de as Xarfas, postal típica de la zona.
Nos encontramos ahora en Muros, que representa el final de la Costa de la Muerte y nuestro ultimo punto de visita. Los principales atractivos turísticos de Muros son los que le proporciona su paisaje. Sus playas y residencias veraniegas son las más concurridas de la ría, con posibilidades de paseos de media montaña. La villa ha sabido mantener una homogeneidad arquitectónica en sus edificios que merecieron la denominación de Conjunto histórico-artístico; son interesantes los numerosos grabados rupestres que encontramos en diversos lugares del municipio.
En verano, el programa festivo, la oferta gastronómica y sus fabulosas playas, llenan de vida esta población.
Para comer, el Restaurante O Bodegón, antigua fábrica de salazón en el puerto marinero, actualmente restaurada como marisquería.

1 comentario:

  1. De los sitios más bonitos de Galicia es la Costa da Morte. Sobre todo esta ruta Sur.
    Yo me quedaría con la zona de Fisterra.
    Es un sitio magnífico.
    Lo recomiento a todo el mundo.

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